sábado, 6 de junio de 2015

El primer Corpus laico.



Siendo temas de actualidad tanto el próximo posible cambio en la Alcaldía de la ciudad como la inminente celebración de la festividad del Corpus, que tiene una tradición de siglos de colaboración entre los Cabildos municipal y eclesiástico, publico estas notas sobre la primera celebración laica de esta fiesta en Cádiz, en las que se observa que, a pesar de la firmeza en la defensa de los principios laicos, no se falta en ningún momento al respeto entre ambas corporaciones, ni se deja de prestar por el Ayuntamiento la necesaria colaboración para el normal desarrollo de la procesión en su forma tradicional al ser una celebración festiva más con un fuerte arraigo en la ciudad.

El 8 de Mayo de 1869, el Cabildo de la Catedral, se dirigió a la Alcaldía gaditana porque: “Acercándose la Festividad del Santísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, y habiendo sido antigua y piadosa costumbre de los Ayuntamientos de esta Ciudad costear los preparativos y gastos de la procesión solemne”, el Cabildo que representaba quería saber “si el Municipio de su digna Presidencia está o no dispuesto a continuar en el asunto referido, la honrosa práctica de todos sus predecesores”. Pero ni el Alcalde ni la nueva Corporación, que había accedido al poder tras la Revolución de Septiembre del pasado año, querían al parecer continuar con esa “honrosa práctica”.

            Por lo pronto el nuevo Alcalde Rafael Guillén y Estévez, que llevaba pocos meses en el cargo, llevó inmediatamente esta petición a debate de la Corporación, que el 11 de mayo acordó “Que no está dispuesto a costear los preparativos y gastos de la procesión del Corpus”.

Claro que este acuerdo no impidió la colaboración habitual entre los dos Cabildos, dando órdenes al Mayordomo municipal para que facilitara al Cabildo Catedral “los tablados que se colocan para la procesión del Santísimo Corpus, las andas de los patronos” así como los vestidos de los gigantes y cabezudos y los toldos que cubrían las calles por donde trascurría la misma. Y por supuesto para que entregara “la Custodia de la Ciudad, con todas las precauciones y seguridades con que se acostumbra a hacerlo en años anteriores”. Por cierto que ese año la procesión se suspendió el jueves a causa de la lluvia, celebrándose el domingo siguiente, según costumbre de esa época.  

También como era costumbre la Alcaldía solicitó al Gobierno Militar que le diera el permiso para extraer la arena de la playa de la Caleta “con el fin de que pueda cubrirse la carrera de la procesión del Santísimo Corpus Christi”, operación que se ordenó al “Sobrestante de la Limpieza Pública”.     

Pero además el 24 de mayo, cuando faltaban pocos días para la procesión, se convocó otro cabildo para debatir “si en caso de pasar el jueves inmediato próximo por estas Casas Consistoriales la manifestación Católica conocida bajo la denominación de la procesión del Corpus se han de llenar o no los requisitos acostumbrados en años anteriores”, que consistían en el exorno del edificio y en los toques de protocolo por la campana del reloj municipal. Se produjo un debate en el que tomaron la palabra, por los partidarios de no hacer ninguna demostración externa José María Franco, fundándose en que era un acto de culto externo y que las Cortes ya habían prescindido del principio de que la religión Católica fuese la del Estado, además si se trataba de un acto de urbanidad con el Cabildo catedralicio, éste meses antes, cuando pasó la Corporación municipal bajo mazas delante de la Catedral “por las puertas del primer templo católico de esta Plaza, asiento natural de aquel Cabildo, no fue saludado con la menor demostración”. Por los partidarios de continuar con la tradición habló José Morales Borrero, para el que estas demostraciones que se hacían al paso de la procesión no suponían “que la Corporación Municipal tomaba parte en la festividad religiosa” al contrario de lo que sí sucedía en los años anteriores. Puesto el punto a votación, se acordó no hacer ninguna demostración externa por siete votos contra cuatro.

            Ni que decir tiene que este último acuerdo fue del agrado de los republicanos gaditanos, recibiéndose en la Alcaldía diversos oficios laudatorios. Como el del Club Republicano de Sixto Cámara cuyos socios “en número de 400”, en una reunión al día siguiente, acordaron “dar un voto de gracias a la Corporación del Ayuntamiento Popular por el acuerdo tomado…sobre la conducta que debía seguir dicha corporación en las fiestas del Santísimo Corpus Christi”. También se reunió el Club Republicano La Palma, quien “por aclamación unánime de la gran concurrencia” dio “su voto de confianza por lo bien que ha interpretado la idea libre cultista”. El Club Republicano de José Moreno, “Situado en la Escuela de San Francisco”, o sea en el convento desamortizado, dio otro voto de gracia a los concejales “que en la sesión del 24 acordaron no tomar parte en ninguna manifestación o función religiosa”.    

La Juventud Republicana a favor del Ayuntamiento

            Más efusivo fue la asociación Juventud Republicana, que en sesión pública “acordó por unanimidad dar un voto de gracias y felicitar a esa digna Corporación por su criterio altamente libre cultista y por su enérgica conducta y liberal actitud en las cuestiones religiosas de actualidad”, y terminaba con esta consideración política: “El pueblo de Cádiz ve con satisfacción que los dignos depositarios de sus intereses saben responder con valor a las exigencias revolucionarias de Septiembre, Reciba ese popular Ayuntamiento los plácemes de la Juventud Republicana de Cádiz y cuente con su adhesión y simpatía”. Recibiendo la contestación en un acuerdo del día 1 de junio en el que se daban “las debidas gracias por su fina atención y por la satisfacción que le ha causado al Cuerpo Capitular que sus acuerdos en este punto hayan merecido el aplauso de todos sus correligionarios“.

            Por cierto que en la sesión del día 2 se acordó, a propuesta de los concejales José María Duque, Enrique Bartorelo y Calisto García “en vista de la cantidad que resulta de economía en beneficio de los fondos de propios, por no haber tomado parte la Corporación en la festividad del Corpus, y con el fin de que el pueblo pueda disfrutar de las citadas economías” …”el reparto de una limosna de pan y carne a la citada clase, luego que lo permita el estado actual de los fondos del Municipio”.


            Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz.

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